Nielsen y Gidsel brillan en una exhibición nórdica que deja a Croacia sin opciones (26-32) en la final de Oslo
En una tarde histórica en la Unity Arena de Oslo, Dinamarca ha vuelto a demostrar por qué es considerada una de las selecciones más dominantes en la historia del balonmano, conquistando su cuarto título mundial consecutivo tras derrotar a Croacia por 26-32. El recinto, abarrotado con 13.500 espectadores, incluyendo una notable presencia de aficionados croatas que viajaron para apoyar a su selección, fue testigo de otra exhibición del poderío danés.
Primero Tiempo: El inicio de la Tormenta
Los primeros compases del encuentro sugirieron la posibilidad de una final reñida. Los croatas, conscientes del desafío que enfrentaban, comenzaron con determinación, manteniéndose cerca en el marcador durante los primeros veinte minutos. Ivan Martinovic emergió como el principal referente ofensivo croata en esta fase, anotando cinco goles que mantenían a su equipo con vida en el partido.
Sin embargo, el punto de inflexión llegó en el minuto 21, con el marcador en un ajustado 7-8. Marko Mamic, pieza fundamental en el sistema defensivo 5:1 croata, fue expulsado con tarjeta roja directa tras un peligroso golpe en el cuello a Rasmus Lauge. Los árbitros españoles Andreu Marín e Ignacio Serradilla, tras una minuciosa revisión en el video, confirmaron la sanción, dejando a Croacia sin uno de sus pilares defensivos.
A partir de ese momento, la maquinaria danesa comenzó a aceitar sus engranajes. La sólida defensa, comandada por un impecable Magnus Saugstrup, comenzó a generar recuperaciones que se traducían en veloces contraataques. El trío ofensivo formado por Gidsel, Pytlick y Lauge empezó a encontrar espacios con mayor facilidad, llevando a su equipo a un prometedor 12-16 al descanso.
Segundo tiempo, la exhibición del campeón
Si el primer tiempo mostró destellos de la superioridad danesa, el segundo fue una demostración absoluta de por qué este equipo domina el balonmano mundial. El conjunto nórdico salió de vestuarios con una intensidad arrolladora, desatando un vendaval ofensivo que dejó sin respuesta a los croatas.
En apenas once minutos, Dinamarca firmó un parcial devastador de 2-8 que llevó el marcador a un contundente 14-24, estableciendo una diferencia de diez goles que reflejaba la abismal diferencia entre ambos equipos. La precisión en ataque rozaba la perfección, con pocos errores técnicos y una eficacia en el lanzamiento que desarboló por completo la defensa croata.
Emil Nielsen, el portero del Barcelona, se erigió como una figura colosal bajo los palos, firmando una actuación memorable con 13 paradas y un sobresaliente 38% de efectividad. Su actuación no solo frustró a los atacantes croatas sino que también alimentó el juego de contraataque de su equipo.
Por su parte, Mathias Gidsel ofreció una exhibición ofensiva para enmarcar, anotando 10 goles en 11 lanzamientos y repartiendo 4 asistencias. El joven lateral de 25 años confirmó su estatus como una de las nuevas estrellas del balonmano mundial, demostrando por qué es considerado el digno sucesor de la leyenda Mikkel Hansen.
Solo en los minutos finales, con el partido completamente decidido y cierta relajación en el conjunto danés, Croacia logró maquillar el resultado acercándose a cinco goles (23-28) en el minuto 55. Sin embargo, este acercamiento fue meramente cosmético y no reflejó la superioridad mostrada por los daneses durante la mayor parte del encuentro.
Como colofón a una tarde perfecta, los daneses tuvieron un gesto de deportividad al permitir que el veterano Domagoj Duvnjak, en su último partido con la selección croata, anotara el último gol del encuentro, un momento emotivo que fue aplaudido por toda la Unity Arena.
Legado histórico, la exhibición del campeón
Esta victoria extiende la impresionante racha de Dinamarca en los Mundiales, donde acumula 37 partidos sin conocer la derrota, con 36 victorias y un único empate (precisamente ante Croacia en 2023). La última derrota danesa en un Mundial se remonta a los octavos de final de 2017 contra Hungría, iniciando desde entonces una hegemonía sin precedentes en el balonmano moderno.
Con este cuarto oro consecutivo (2019, 2021, 2023 y 2025), Dinamarca iguala las gestas de las mejores generaciones de la historia, como los legendarios 'Les Experts' franceses liderados por Nikola Karabatic o los míticos 'Bengas Boys' suecos de Magnus Wislander. La actual generación danesa, con figuras emergentes como Gidsel y Nielsen, parece destinada a mantener este dominio en los años venideros, estableciendo un legado que será difícil de igualar en el futuro.
El equipo danés no solo ha ganado, sino que lo ha hecho demostrando una superioridad que confirma su estatus como una de las mejores selecciones de todos los tiempos, combinando juventud y experiencia, talento individual y juego colectivo, en una sinfonía perfecta de balonmano moderno.
Ficha técnica
Croacia 26 (12+14): Kuzmanovic (Pesic), Srna, Maras, Mamic, Susnja, Glavas (2, 1p), Jelinic (3) -equipo inicial-; Duvnjak (1), Sostaric (5, 2p), Klarica (4), Simic, Karacic (2), Lucin (1), Martinovic (6) y Sipic (2).
Dinamarca 32 (16+16): Nielsen (Green), Kirkelokke (2), Jakobsen (5, 3p), Lauge (1), Gidsel (10), Jorgensen (2), Pytlick (4) -equipo inicial-; M. Landin (1), Saugstrup, Mensah Larsen, Johan Hansen (3), Bergholt, Hald y Arnoldsen.Árbitros: Andreu Marín e Ignacio García (España).
Exclusiones: Srna (3, 55'), Maras (2), Duvnjak, Jelinic (Croacia); Saugstrup (2), Kirkelokke y M. Landin (Dinamarca). Tarjeta roja directa a Mamic (21').
Marcador cada 5 minutos: 1-2, 1-4, 4-6, 7-8, 8-11, 12-16 (descanso); 13-20, 14-23, 16-25, 19-27, 23-29 y 26-32 (final).
Incidencias: Final del Mundial de balonmano disputado en el Unity Arena de Oslo (Noruega) ante unos 13.500 espectadores.
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